jueves, 18 de noviembre de 2010

Ofrecimiento a la Virgen

Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea;
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.

A ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada, María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión;
no me dejes, Madre mía.

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